El Scrum para empresas se considera una metodología ágil que se aplica a modo de modelo organizativo en empresas de todo tipo de tamaños y sector de actividad. No se trata de un método estructurado, sino de un abanico de buenas prácticas que mejoran de forma notable la eficiencia y competitividad de la empresa en el mercado.
El conjunto de estas prácticas puede variar en función de cuáles sean las circunstancias concretas de la compañía, así como del capital humano. Por lo tanto, cada empresa puede adaptar el manual Scrum a sus propias necesidades de desarrollo ágil.
Una de las principales características del mercado actual es el cambio continuo, lo que exige a los equipos de trabajo adaptarse y reinventarse de forma constante. El Scrum para empresas aporta las prácticas necesarias para que dicho acondicionamiento pueda llevarse a cabo sin que el proyecto sufra desgaste alguno.
Para explicar el Scrum principiantes, es importante conocer de forma detallada cuáles son los principios de este modelo organizativo.
Estos principios deben ser aplicados de forma integral en todas y cada una de las fases que forman la cadena de valor de una compañía. No son tareas concretas y estructuradas, sino un conjunto de hábitos que permiten hacer frente a los retos que plantea el mercado actual con agilidad.
Uno de los principales aspectos a destacar del Scrum principiantes es que cada proyecto se divide en lo que se denominan “sprints”, periodos de tiempo que duran entre dos y cuatro semanas.
En cada uno de estos “sprints” el equipo de trabajo debe ser capaz de proporcionar un resultado completo al cliente. Este método ofrece una serie de beneficios para las compañías del Siglo XXI.
El primer beneficio destacable tiene que ver con la entrega quincenal o mensual por parte del equipo de trabajo. De este modo, el cliente tiene la oportunidad de comprobar regularmente si se están cumpliendo sus expectativas.
Además, gracias a que los resultados se obtienen de forma anticipada a la entrega final, el cliente puede comenzar a utilizar el proyecto prácticamente desde el minuto cero.
Teniendo en cuenta que el Scrum para empresas se basa en la adaptación y la capacidad de cambio, el cliente puede redirigir el proyecto en función de factores que considere relevantes.
Uno de los beneficios más importantes del Scrum para empresas guarda un estrecho vínculo con la productividad y la calidad. A medida que avanza el proyecto, el equipo puede ir perfeccionando su forma de trabajar, sincronizando las tareas diarias y resolviendo los problemas de forma conjunta.
A ello hay que sumarle que las personas trabajan de forma más eficiente cuando hay una fecha límite de entrega en el corto plazo.
Con el manual Scrum existe un vínculo muy estrecho entre el cliente y el equipo de trabajo. Todas y cada una de las partes que lo forman conocen cuál es el objetivo, tanto a corto como a largo plazo.
De este modo, el proyecto se enriquece gracias a las aportaciones personales y profesionales de todos los miembros.
Y, por último, merece la pena destacar la motivación. Los miembros del equipo tienen plena libertad para hacer uso de su creatividad a la hora de resolver problemas y organizar el trabajo, lo que favorece la motivación y con ello, la productividad. Además, el hecho de ver objetivos a corto plazo conseguidos en cada uno de los “sprints” también resulta muy motivador.
En un mundo caracterizado por el cambio constante, los clientes y las empresas exigen nuevas formas de llevar a cabo los proyectos, con el principal objetivo de obtener el máximo rendimiento por cada minuto de trabajo.
Así, aplicando el Scrum para empresas, se crea un equipo de trabajo y una serie de tareas que se desarrollan en ciclos cortos de tiempo, llamados “sprints”.
Por supuesto, el equipo está autogestionado por los miembros que lo componen, y las tareas se establecen en orden de importancia. Así, lo prioritaria se realiza al principio y lo accesorio al final. Es una metodología organizativa extraordinaria para llevar a cabo tareas y proyectos de forma más ágil.