El covid-19 nos ha cambiado a todos. A los ciudadanos de a pie, a la sociedad en general, y a las empresas. Sin embargo, a nivel corporativo, hay dos grandes oportunidades que han surgido, o se han acelerado con la pandemia. Y ambas se pueden vincular directamente a la ciberseguridad para conseguir una ventaja competitiva.
Los consumidores y la sociedad general se han vuelto claramente más digitales. Pero se ha producido una gran paradoja:
Mientras ha aumentado considerablemente la preocupación por los datos personales, las aplicaciones desarrolladas en todo el mundo para prevenir contagios han solicitado de manera masiva acceso a los mismos.
A raíz de todos esos cambios profundos que estamos viviendo, y del cambio de paradigma sobre el valor que el propio usuario y las empresas dan a esos datos personales, el último estudio de Cisco arroja bastante luz en la materia. Puedes consultar el Estudio Sobre la Privacidad de los Datos 2021 completo en el enlace anterior en el que se analizan las respuestas de más de 4700 profesionales de entre 25 países del mundo acerca de cuestiones relacionadas con la legislación sobre privacidad y cómo las empresas utilizan y deberían utilizar esos datos.
La conjunción entre cumplir con la actual legislación de protección de datos, frenar la evolución de la pandemia sirviéndose de herramientas tecnológicas y garantizar los derechos individuales de las personas, entendiendo el derecho a la privacidad como fundamental parecen mostrar la tendencia mayoritaria -aunque también compleja de llevar a la práctica- de las empresas consultadas.
A ello cabe añadir que la preocupación en aumento que muestra el consumidor final por su privacidad podría convertirse en un asunto que incide en la decisión de compra. Es decir, un factor a considerar -y a comunicar- en los planes de RSC de las compañías en el medio plazo.
La preocupación sobre cómo se utilizan los datos personales y el derecho a la privacidad es mayor en otros lugares del mundo que en el viejo continente. En Europa, el Reglamento de Protección de Datos y la Directiva sobre el mismo tema son de los más estrictos y el cumplimiento por parte de las compañías es alto.
Sin embargo, algunas conclusiones que se pueden extraer del estudio deben ser interpretadas en términos globales, puesto que las encuestas se han realizado a ese nivel.
A nivel empresarial, los grandes esfuerzos se dieron al inicio de la pandemia, cuando la preparación para lo que había llegado era prácticamente nula. De hecho, el 60% de los encuestados aseguran que no estaban listas para adecuarse al trabajo remoto, ni tampoco a la prestación de servicios completamente digitalizados. Pese a ello, la gran mayoría sabía a quién recurrir:
El cambio en el paradigma ya se nota.
Además, ya no se debate sobre el límite de la privacidad y sus usos, sino que se parte de la premisa de que ésta es un requisito no negociable al entenderla como derecho fundamental.
En términos de inversiones en transformación digital relacionadas con la privacidad, sigue pareciendo muy atractiva a la mayor parte de los encuestados. Más de ⅓ de las que apuestan por ello obtienen beneficios que multiplican por dos la inversión. Además, el 75% de las compañías las considera un valor empresarial con mucho peso en eficiencia, innovación y reducción de amenazas.
Casi un 90% de trabajadores se mostraron preocupados por su privacidad en el uso de las herramientas para trabajar. Esto enlaza con las conclusiones de otros estudios que hemos analizado previamente en nuestro blog sobre la necesidad de mejorar la comunicación y didáctica de las dinámicas del trabajo en remoto.
Por último, llama especialmente la atención una conclusión en lo relativo a los usuarios. Los mismos parecen estar más dispuestos a compartir su información personal con sus empresas para mejorar la seguridad en los espacios de trabajo, que a hacerlo en pro de la divulgación o el rastro de contactos a nivel administrativo.
Muchos expertos consideran que se empieza a ver la madurez empresarial en cuanto a la privacidad. Comprenderla como un derecho humano fundamental y convertirla en una prioridad corporativa en este período ha incrementado las posibilidades de digitalización con garantías para toda la sociedad.