Existe la falsa creencia de que únicamente las grandes compañías necesitan invertir en soluciones de ciberseguridad.
Sin embargo, los datos demuestran que cada vez más pequeñas y medianas empresas son objetivo de ciberataques. Por este motivo, están aumentado los presupuestos anuales de seguridad de TI. Según un informe de Untangle, el 80% de las PYMEs están en estos momentos más protegidas que en 2020. Están implementando estrategias esenciales para afrontar los problemas de seguridad de red, debido en gran parte al auge del teletrabajo desde que comenzó la crisis sanitaria del coronavirus.
El 41% de las organizaciones han puesto en marcha un modelo de trabajo híbrido, lo que aumenta de manera significativa el riesgo de sufrir una brecha de seguridad. Las principales soluciones de seguridad de TI son sistemas para reconocer los firewalls y la protección antivirus. Aunque la inversión en ciberseguridad ha aumentado, todavía hay muchas PYMEs que deben superar el obstáculo de la falta de formación de los empleados.
En plena era digital, es requisito indispensable que todas las organizaciones elaboren un plan estratégico de ciberseguridad para evitar en la medida de lo posible los ataques. Para cualquier PYME es fundamental conocer de manera detallada la actividad que se está produciendo en su sistema informático para poder detectar cualquier actividad sospechosa. Las herramientas de ciberseguridad permiten dar una respuesta contundente y efectiva en tiempo real.
Según el balance anual publicado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), durante 2020 se gestionaron un total de 133.155 incidentes de ciberseguridad. Esto supone un aumento del 24% respecto a los 107.397 que se registraron en 2020.
Para el bloqueo de amenazas los cortafuegos son excelentes herramientas de ciberseguridad. Existen versiones muy sofisticadas que analizan el tráfico web y bloquean accesos no autorizados. Se pueden implementar como software, hardware o una combinación de ambos.
Cualquier dispositivo corporativo conectado a la red debe tener necesariamente un antivirus para detectar infecciones por malware. Se trata de un programa que previene, detecta y elimina los virus de las redes y los sistemas de TI. Además, muchos antivirus ofrecen servicios adicionales, como el análisis de correos electrónicos.
Aunque los empleados son el principal activo de cualquier organización, también son su mayor riesgo de seguridad. Analizando las brechas de seguridad en los últimos cinco años, los trabajadores son el punto de fallo más relevante en lo que a vulnerabilidades de seguridad se refiere.
Las pequeñas y medianas empresas deben formar a sus empleados para que conozcan cómo prevenir ataques de phishing o malware, por ejemplo. Hoy en día es fundamental que cualquier compañía esté preparada para protegerse de las ciberamenazas y, si todos los trabajadores tienen conciencia de los problemas reales se reducen los riesgos.
Este 2021 el mundo está más hiperconectado y digitalizado que nunca, y uno de los principales retos para las empresas es hacer frente al aumento, magnitud y sofisticación de los ciberataques.
En base a un informe anual de transparencia de Google, en 2020 se detectaron una media de 46.000 páginas web de phishing semanales. La venta de bases de clientes y contraseñas ha provocado un incremento en ataques de ingeniería social.
La Inteligencia Artificial se define como un conjunto de tecnologías que analizan cantidades masivas de datos a gran velocidad. Aplicándola a la ciberseguridad, significa que las amenazas de seguridad pueden ser detectadas en tiempo real. Incluso se pueden elaborar modelos de riesgos para pronosticar ciberataques.
La IA se entrena mediante el consumo de miles de millones de datos, tanto de fuentes estructuradas como no estructuradas. Mediante técnicas de deep learning y machine learning, mejora su conocimiento para comprender los riesgos digitales y las amenazas de ciberseguridad.
Los datos son transformados en información de valor, de tal modo que la Inteligencia Artificial utiliza el razonamiento para establecer patrones entre amenazas y soluciones. Se eliminan tareas de investigación por parte de los analistas que llevan mucho más tiempo y se logra un análisis organizado de los riesgos.
A modo de conclusión, cabe señalar que la IA cognitiva aprende con cada interacción a detectar y analizar las amenazas y proporciona información a los expertos en seguridad para que pongan en marcha en plan de actuación si existe un riesgo.