Las tecnologías de comunicación han cambiado a la sociedad de los últimos años. De hecho, la llegada de Internet ha conseguido que nuestros hábitos, desde el más pequeño, se modifiquen. Esto ha implicado que todos los sectores productivos han tenido que adaptarse. Y ya se ha dicho muchas veces que esto es solo el principio. Precisamente esta tesis es lo que vendría a demostrar el avance que empieza a ser una realidad en algunos países y que llegará a España presumiblemente a partir de 2020. Hablamos del 5G.
Cuando se habla del 5G se está hablando de la nueva banda ancha inalámbrica como estándar a nivel internacional. En realidad, será la tecnología que sustituya al LTE-4G y tiene como ventajas una mayor velocidad, cobertura y prestaciones que la que actualmente está funcionando.
Obviamente, el factor velocidad puede hacer que los hábitos de las personas en su día a día, así como muchos de los procesos empresariales cambien sustancialmente. Las conexiones 5G serán capaces de ofrecer hasta 100x de velocidad frente a la actual tecnología. Es decir, se podrían alcanzar velocidades medias de 20 Gbps -mayores que algunas redes fijas de fibra-. En la práctica, descargar una película con un peso de 1GB podría tardar solo 10 segundos.
Pero no solamente la velocidad será lo que caracterice a estas conexiones del futuro. En realidad, el 5G mejora también la eficiencia del aprovechamiento de bandas. Esto significa que puede multiplicar por 100 la cantidad de dispositivos conectados. Por si fuese poco, se reduce en hasta un 90% la cantidad de energía necesaria para la red y aumenta la duración de baterías y sensores conectados en hasta 10 años.
Sin embargo, cabe preguntarse qué cambios serán evidentes en el caso de las empresas con la implantación de la nueva tecnología de comunicaciones 5G. Las ventajas que implican con respecto a la antecesora suponen también grandes perspectivas para algunas de las industrias tecnológicas más punteras y, por supuesto, cambiarán los hábitos de los usuarios. A continuación analizamos algunos de los sectores que podrían despegar de manera notable con su puesta en marcha:
No solamente habrás oído hablar de él, sino que es posible que en algún momento hayas utilizado alguna aplicación o dispositivo que te permita conectar “cosas a la red”. Los coches, los electrodomésticos, mobiliario de descanso y hogar o los weareables son solo algunos de estos ejemplos. Es el llamado Internet de las Cosas o IoT.
En la actualidad se calcula que existen unos 7000 millones de devices conectados a la red. Gracias al 5G, la mejor velocidad y la reducción de la latencia, algunos fabricantes calculan que esa cantidad alcanzará la friolera cifra de 100.000 millones ya en 2025.
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Si bien es cierto que se han ejecutado diferentes procedimientos y en algunos casos ya hay ciudades que prueban con éxito vehículos que se conducen solos, garantizar la seguridad de los mismos implica que las conexiones a Internet permitan procesar información más rápido que en la actualidad. La conducción autónoma requiere de ciertas infraestructuras y componentes sin las que no puede plantearse su puesta en marcha.
De este modo, los sensores podrán recibir los datos al instante y accionar las órdenes necesarias para garantizar la seguridad de sus ocupantes, del vehículo y de todo lo que les rodea.
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En cualquier caso, los dos sectores mencionados anteriormente se beneficiarán especialmente del 5G por una característica intrínseca a esta tecnología. Se trata de la reducción a la latencia. Este término se define como el tiempo de respuesta que tarda un dispositivo, desde que se le manda una orden hasta ejecutarla. En 4G ese “retraso” puede ser de hasta 10 segundos. En el caso del 5G, los tiempos se reducen hasta un milisegundo.
La tecnología 5G influirá en muchos otros sectores, sobre todo en aquellos relacionados con la digitalización industrial. Desde la fabricación con robots e inteligencia artificial, pasando por ocio inmersivo, cirugía en remoto, automatizaciones en la industria y en el mundo audiovisual. Todo esto supondrá un reto de inversión, y también en la generación de riqueza y de empleo.
La Comisión Europea considera que la inversión en esta nueva tecnología se elevará a unos 56.000 millones de euros en 2020. Sobre la creación de riqueza, ha calculado un impacto de 141.000 millones. Al mismo tiempo, se podrían llegar a crear 2,3 millones de empleos vinculados. A nivel nacional, un estudio de Ericsson analizó el posible impacto de la digitalización industrial con 5G. Concluyó que se podrían generar hasta 23.300 millones de euros en España en 2026 siendo el sector de la energía, el de la fabricación, el de la seguridad pública y salud los que más se verían beneficiados.
Aunque las previsiones son realmente alentadoras, España no está situada entre los países en los que producirá una implantación real próxima. Los lugares que antes verán los beneficios del 5G son países asiáticos: Corea del Sur, Japón y Singapur. También Estados Unidos está muy por delante de la estrategia europea.
Los primeros proyectos piloto de Japón y de Estados Unidos ya se han hecho en 2018. Los Juegos Olímpicos de Tokio serán una plataforma de lanzamiento a nivel del país. En Europa, todavía está pendiente de fijar el protocolo de los 28 en diversas cuestiones relacionadas. Actualmente, la fecha estimada para comenzar a ver los primeros despliegues comerciales será 2020, si bien Alemania, Reino Unido y Suecia son los que más han avanzado sus infraestructuras nacionales.