Sin duda, renovar una página web conlleva importantes beneficios para cualquier empresa. Con los cambios adecuados, el sitio será más rápido, estará adaptado a múltiples dispositivos y la experiencia de los usuarios será plenamente satisfactoria.
En algún momento tendréis que enfrentaros a una renovación. Al fin y al cabo, las páginas web van perdiendo vigencia con el paso del tiempo, así que conviene saber qué aspectos se han de mejorar.
Para renovar una web, en primer lugar es fundamental pensar en vuestras necesidades y objetivos. Además, debéis identificar las carencias que se desean subsanar y que tienen efectos muy negativos. Quizás los tiempos de carga sean lentos, lo que supone una penalización tanto en el posicionamiento como en la retención de tráfico.
Una vez detectados los errores, llega al momento de seleccionar las soluciones idóneas para cada uno. Para que el proyecto sea lo más sencillo posible, es recomendable ordenarlo por fases relacionadas con hitos específicos. Al superarlos, podréis avanzar al siguiente punto, algo que garantizará que no os quedáis estancados y que no olvidáis ninguna de las mejoras a implementar.
Es esencial que actuéis de esta forma tanto si se trata de una renovación superficial (del diseño o de los textos) como si es en profundidad. Obviamente, el tiempo que tendréis que dedicar a cada una será diferente, al igual que el coste monetario. En cuanto a este último aspecto, lo mejor es establecer un presupuesto ajustado y repartirlo en partidas para cubrir los pasos que vais a dar.
El tipo de hosting que elijáis va a tener un impacto directo en el desempeño de la página. Lo ideal es que uséis uno que se adapte a vuestras necesidades. Es decir, si el negocio es pequeño, no tiene mucho sentido que contratéis un alojamiento con una alta capacidad de almacenamiento, por ejemplo. Salvo que tengáis prevista una expansión rápida, estaríais perdiendo dinero.
Además, tenéis que fijaros en las características del servicio y buscar siempre un proveedor fiable. Contratar un plan inadecuado no solo os costará más, sino que hará que la página vaya más lenta o permanezca mucho tiempo caída. Para evitar estos problemas, revisad a fondo lo que os ofrecen y consultad el historial de la empresa y los casos de éxito que exponga en su propia página web.
Otros aspectos a los que prestar atención son el software que utiliza al proveedor, las posibilidades de configuración de vuestro sitio, si usa SSL y si entrega con coste o no el certificado de seguridad HTTPS.
Consisten en una red de distribución de contenido basada en servidores esparcidos por todo el globo. Su principal ventaja es que aceleran la entrega de dicho contenido. Cuando un navegador quiere acceder, pide los permisos al lugar donde está alojado para cargar la página. Si el proceso es rápido, habréis puesto la primera piedra para la satisfacción de los usuarios. Una carga lenta (de más de tres segundos) hará que muchos se vayan frustrados a la competencia.
El funcionamiento de las CDN es sencillo. Guardan una copia del contenido estático de la web en su memoria caché y la entregan al usuario cuando quiere acceder. De este modo, se reduce el número de peticiones HTTP y el proceso de carga es mucho más rápido. A la hora de contratar el servicio, revisad que el proveedor de alojamiento tenga una CDN en algún plan.
La auditoría de vuestra web es de utilidad en dos momentos: antes de empezar con la renovación y tras concluirla. Se trata de un servicio de gran interés que es realizado por expertos. Buscan errores y oportunidades de mejora, pero también sacan a relucir las fortalezas. Al final, obtendréis una imagen completa sobre el estado del sitio en su conjunto y conseguiréis una hoja de ruta que implementar.
Además, la auditoría puede efectuar una amplia variedad de comprobaciones, algunas de las cuales son muy técnicas. Se comprueba el diseño, los posibles errores de indexación de la web, la estructura del SEO y si existen enlaces rotos. Sin duda, el trabajo de los auditores llega a ser muy pormenorizado.
Cuando terminen los análisis, recibiréis un documento en el que explicarán los resultados y sus recomendaciones. Su trabajo habrá terminado y de vosotros dependerá llevar a cabo las mejoras. Quizás os ofrezcan ejecutarlas ellos o las podáis hacer vosotros mismos, pero es esencial que sigáis sus consejos y directrices.
Las imágenes y los vídeos deben optimizarse para que web sea lo más rápida posible. Lo normal es que almacenéis una gran cantidad, lo que va a consumir recursos durante la carga y espacio. Por tanto, conviene que su impacto no sea negativo. Procurad que el tamaño del archivo sea de 500 KB o menos, emplead formatos JPEG, PNG y WebP y optad por una carga diferida para que se muestren solo bajo demanda.
Una forma sencilla de optimizar los vídeos es alojarlos en YouTube. Esto evita efectuar un trabajo adicional y que ocupen espacio de almacenamiento. Con que incrustéis el enlace que os da la plataforma será suficiente.
Tras la renovación, es importante supervisar la evolución del sitio y su desempeño para comprobar si las modificaciones han sido efectivas. En caso contrario, tendréis que subsanar los problemas que aún persistan. Además, al monitorizar el estado de la web, entraréis en un ciclo de mejoras continuas. Gracias a ellas, podréis adaptaros de manera orgánica a los cambios sin necesidad de grandes transformaciones.
Junto con lo anterior, podéis utilizar complementos o plugins para acelerar aún más la velocidad de carga. Ya sea comprimiendo imágenes u optimizando los datos de la web, su ayuda es interesante si habéis agotado todas las vías anteriores.
Renovar una página web es una labor exigente, pero resulta imprescindible para ser competitivos y seguir progresando en el terreno de los negocios. Si queréis ahondar más en este tema o en otros similares, en la Cámara disponemos de varios contenidos muy interesantes. ¡No os los perdáis!