Aunque no se ha erigido como palabra del año, las fake news o bulos online (porque generalmente se propagan por Internet) se han ganado un espacio importante en todo el panorama social, más aún en tiempos de epidemia del coronavirus en el que el miedo y la incertidumbre pueden desactivar las alarmas que generalmente el ciudadano tiene presente a la hora de valorar la información.
La responsabilidad social corporativa es un asunto que si bien no es nuevo, ya comenzaba a cobrar un protagonismo importante en la sociedad incluso antes de que nos enfrentásemos a esta pandemia. De hecho, estamos en un paradigma de consumo que en muchos casos no se elegía por la oferta más que variada, sino por una serie de atributos de empresa que añaden valor a lo que se está comprando.
Compañías que apuestan por productos sostenibles, otras que donan dinero a fundaciones de la zona, otras que apuestan por políticas de conciliación absoluta para la plantilla, etc.
La RSC se puede trabajar de muchos modos, pero exige una cuestión que es la que hoy importa al mencionar a las fake news: una comunicación transparente y efectiva.
Si la compañía ha ejecutado un plan específico de comunicación digital en el que se asegura de que el mensaje llega a su público y este comprende perfectamente esos atributos intrínsecos que la diferencian de su competencia tiene ya gran parte del terreno ganado.
En muchos proyectos de transformación digital, además de la inversión generada en tecnología, se busca precisamente adecuar las estrategias internas y externas de comunicación al paradigma de digitalización actual. Y en ese sentido, las redes sociales juegan un papel si cabe clave (las webs y apps también, pero al ser de la compañía, en menor medida porque no tienen esa capacidad de viralización de los social media).
Obviamente, es mucho más difícil parar un bulo en un canal en el que se fomenta el compartir y las acciones sociales. Y es por ello que las redes sociales se han lanzado a crear sus propios planes de contingencia ante la gran cantidad de fakenews que se comparten en las mismas sobre el asunto del coronavirus.
La empresa debe aprender que en este momento los propios social media, considerados grandes negocios tecnológicos, se enfrentan a una crisis de reputación y también a un juicio por parte de sus usuarios si no gestionan correctamente lo que está ocurriendo.
Aunque nada tenga que ver haber diseñado una estrategia de comunicación digital en redes por parte de una empresa que vende por ejemplo material informático, con lo que están viviendo Facebook, Twitter o LinkedIn en este momento tan complejo a nivel global, creemos que hay algunas lecciones sobre bulos y fakenews que se pueden extraer:
Todas las redes sociales han decidido aplicar filtros o políticas específicas a las fake news y a los bulos que circulan por las mismas.
Twitter anunció que eliminaría todas las noticias o tweets que tuviesen información falsa sobre la epidemia.
Por su parte, Facebook creó una página informativa solo con información oficial y contrastada, al tiempo que prohibió todos los anuncios relacionados con el coronavirus y posibles curas.
Google hizo algo similar con Youtube, aliándose además con Facebook y Twitter en un frente conjunto para poner freno a la desinformación.
Vivimos tiempos difíciles y muchos ya han considerado al COVID-19 una guerra abierta. Pero sin duda, esa guerra no se gana desinformando. Y en eso sí que parece que nos hemos puesto de acuerdo todos y creemos que es una gran lección a sacar sobre la importancia de una correcta comunicación digital y de la relevancia que podría tener la RSC empresarial cuando todo vuelva a la normalidad habitual.