El smart shopping (en las llamadas smart shops) se refiere al mundo de las compras orientado al ámbito de lo digital. No se trata únicamente de Internet y el comercio electrónico, sino a la aplicación de la tecnología a las compras físicas mediante distintos dispositivos y herramientas. Así, la tecnología está permitiendo cambiar la experiencia de compra, lo cual supone importantes ventajas tanto para las marcas como para los clientes.
Smart shopping se traduce como “compra inteligente”, en la que los dispositivos inteligentes son decisivos para definir qué, cómo y dónde compran los consumidores. Pongamos como ejemplo un frigorífico inteligente que es capaz de detectar que se han agotado los productos, por ejemplo los yogures, y automáticamente ordena su compra en función de cuáles sean las preferencias del usuario: cantidad, marca, etc.
Uno de los grandes cambios en el comportamiento de los consumidores es que el consumo de productos es cada vez menor. La tendencia es el pago por uso o acceder a aquellos servicios que desean. Por poner un sencillo ejemplo, los servicios de coche con conductor. Gracias a ellos, los usuarios no necesitan un automóvil, sino que simplemente contratan los servicios cuando los necesitan.
Además, los expertos indican que en el futuro los usuarios ni siquiera serán conscientes del uso de las tecnologías. Pasarán a formar parte de manera imperceptible de todos los ámbitos de la vida y todos los servicios recibidos serán personalizados y adaptados con precisión al contexto personal.
Las tiendas inteligentes se valen de una serie de herramientas para mejorar la experiencia de compra. El Marketing del Siglo XXI no tiene como objetivo una mera transacción por parte de los clientes, sino obtener su fidelidad en el largo plazo.
En plena era digital, los consumidores utilizan su teléfono móvil para todo, incluso para pagar sus compras. Actualmente, se están desarrollando numerosas aplicaciones que hacen que el monedero electrónico sea una realidad vigente.
Una de las grandes innovaciones son los probadores inteligentes. Se trata de introducir elementos digitales en tiendas físicas. En ellos, los clientes pueden acceder a una gran pantalla en la que se muestran distintas prendas de ropa que pueden combinar a su gusto, e incluso personalizar. Todo ello con un simple click.
Este tipo de etiquetas permiten un control absoluto de los productos durante todo el proceso de distribución.
Otra de las herramientas más utilizadas por las tiendas inteligentes es el código QR. Por ejemplo, una determinada marca de moda coloca una serie de códigos QR en distintas paradas de metro y revistas. Y Establece que mediante él los usuarios obtengan un determinado descuento en la tienda física y/o online.
Más allá de adaptarse a los gustos, preferencias y necesidades de los usuarios actuales, el smart shopping ofrece un amplio abanico de beneficios para las marcas.
En cuanto a los clientes, las tiendas inteligentes se adaptan de manera precisa a sus necesidades y preferencias.